En el capítulo inicial del Apocalipsis, Juan comparte una visión profunda que comienza con él volviéndose para ver la fuente de una voz misteriosa. En lugar de una persona, se encuentra con siete candeleros de oro. Estos candeleros son simbólicos y representan las siete iglesias de Asia Menor, que serán abordadas más adelante en las cartas del Apocalipsis. El uso de candeleros es significativo; son objetos que sostienen luz, sugiriendo la misión de las iglesias de brillar la luz de Cristo en un mundo oscuro. La naturaleza dorada de los candeleros indica su preciosidad y valor a los ojos de Dios. Esta imagen subraya la importancia de las iglesias como portadoras de la verdad y la presencia divina. La visión prepara al lector para los mensajes que seguirán, destacando la autoridad espiritual y el origen divino de las revelaciones que Juan está a punto de entregar. Recuerda a los creyentes su papel en reflejar la luz de Cristo y mantener su fe en medio de los desafíos.
Y volvíme para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro.
Apocalipsis 1:12
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