En este versículo, se llama a las hijas de Sion a observar al rey Salomón en su día de boda, adornado con una corona que le dio su madre. Esta corona no es solo un símbolo de realeza, sino también del amor y el orgullo personal que una madre siente por su hijo. El día de la boda es un momento de profunda alegría y celebración, destacando la importancia del matrimonio como una unión sagrada y jubilosa. La imagen del corazón de Salomón rebosante de alegría subraya la satisfacción emocional que acompaña al amor y al compromiso. Esta escena puede interpretarse como una celebración de la belleza del amor y la alegría comunitaria que trae. Además, el versículo puede verse como una alegoría del amor divino entre Dios y su pueblo, donde la alegría de la unión se celebra con exuberancia sincera. Las hijas de Sion, que representan a la comunidad, son invitadas a compartir esta alegría, enfatizando la naturaleza colectiva del amor y la celebración. Este pasaje anima a los lectores a valorar y honrar los lazos de amor en sus propias vidas, reconociéndolos como regalos de alegría y unidad.
Salid, oh hijas de Sion, y ved al rey Salomón, con la corona con que le coronó su madre el día de su desposorio, y en el día de la alegría de su corazón.
Cantar de los Cantares 3:11
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