Esta escena captura un momento crucial en la vida de Saúl, quien está a punto de convertirse en el primer rey de Israel sin saberlo. Samuel, un profeta y juez de Israel, ha sido instruido por Dios para ungir a Saúl como rey. La comida, con su porción especial reservada para Saúl, es un acto simbólico de honor y selección divina. En las culturas antiguas, el muslo se consideraba un corte de elección, reservado para invitados de estima o ocasiones significativas. Las palabras de Samuel a Saúl, indicando que la porción fue reservada desde el principio, reflejan la previsión e intencionalidad de Dios. Este encuentro no se trata solo de una comida; es sobre el plan que Dios tiene para Israel y el papel de Saúl en él. La comunión entre Samuel y Saúl durante la comida subraya la importancia de la comunidad y el propósito compartido en los planes de Dios. Este momento anticipa las responsabilidades y desafíos que enfrentará Saúl como rey, recordándonos las maneras en que Dios prepara y llama a las personas para Sus propósitos, a menudo de maneras inesperadas.
Y el cocinero tomó la pierna que había sobrado, y la puso delante de Saúl. Y dijo: He aquí lo que ha quedado; ponlo delante de ti, y come, porque para este tiempo se ha reservado para ti, desde que yo dije: He aquí el pueblo.
1 Samuel 9:24
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