En este pasaje, el apóstol Pablo destaca la significativa revelación que ha llegado a través de Jesucristo. Antes de la llegada de Cristo, la comprensión plena de la vida después de la muerte no estaba clara. Sin embargo, con la aparición de Jesús, el misterio de la vida eterna ha sido desvelado. Jesús, mediante su muerte y resurrección, ha derrotado a la muerte, que a menudo se ve como el enemigo definitivo. Esta victoria sobre la muerte no es solo una promesa futura, sino una realidad presente para los creyentes, ya que trae la certeza de la vida más allá de la tumba.
El evangelio, que significa 'buena noticia', es el vehículo a través del cual se comunica esta verdad. Es a través de las enseñanzas y la vida de Jesús que los creyentes comprenden el concepto de inmortalidad. Esta revelación no se trata solo de vivir para siempre, sino de vivir en la presencia de Dios, libres del miedo a la muerte. El pasaje asegura a los cristianos que su fe en Jesús les asegura un lugar en esta vida eterna, transformando la manera en que viven en el presente. Llama a los creyentes a abrazar esta esperanza y vivir con la certeza de que la muerte ha sido conquistada.