Las palabras de Pablo destacan la responsabilidad de cada creyente de proteger y preservar las enseñanzas fundamentales del cristianismo. El 'buen depósito' simboliza el mensaje del evangelio y las enseñanzas de Jesús, que han sido transmitidas a través de las generaciones. Esta responsabilidad no es una carga que se deba llevar solo; más bien, está respaldada por la presencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo, que habita en los creyentes, ofrece guía, fuerza y sabiduría, permitiéndoles mantenerse firmes en su fe. Este pasaje subraya la relación colaborativa entre el esfuerzo humano y la asistencia divina, enfatizando que, aunque los creyentes deben guardar activamente su fe, lo hacen con la presencia fortalecedora del Espíritu Santo. Sirve como un recordatorio de la confianza sagrada depositada en los cristianos para mantener la verdad y la integridad de sus creencias, asegurando que el mensaje de Cristo continúe brillando con fuerza en el mundo.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
2 Timoteo 1:14
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