Amós, un profeta, entrega una advertencia severa al pueblo de Israel sobre las consecuencias de sus prácticas idólatras. La mención del 'pecado de Samaria' se refiere a la adoración de dioses falsos e ídolos que se habían vuelto comunes en el reino del norte de Israel. Al jurar por estos dioses falsos, la gente estaba demostrando su lealtad a entidades distintas del único Dios verdadero. La referencia a Dan y Beerseba, sitios religiosos significativos, subraya la naturaleza generalizada de esta idolatría. Amós advierte que aquellos que continúan en estas prácticas enfrentarán una caída de la que no se recuperarán. Este mensaje sirve como un recordatorio atemporal de la importancia de la fidelidad a Dios y los peligros de la idolatría. Anima a los creyentes a examinar sus propias vidas en busca de cualquier cosa que pueda ocupar el lugar de Dios en sus corazones, instando a un regreso a la adoración y devoción sinceras. El versículo destaca la necesidad de integridad espiritual y las consecuencias de desviarse del camino de Dios.
Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Vive tu Dios, oh Dan, y: Vive el camino de Beerseba; caerán, y nunca más se levantarán.
Amós 8:14
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