En este versículo, Dios habla a través del profeta Ezequiel para condenar a los falsos profetas de Israel. Estos profetas aseguraban falsamente al pueblo de Jerusalén que la paz estaba por llegar, a pesar de la falta de cualquier promesa divina o evidencia de tal paz. Sus visiones no provenían de Dios, y sus palabras engañaban al pueblo, ofreciendo una esperanza y consuelo falsos. La declaración del Señor Soberano subraya la importancia crítica de la verdad en la profecía y en el liderazgo espiritual. Al prometer paz donde no la había, estos profetas fallaron en preparar al pueblo para los desafíos venideros, alejándolos de un verdadero arrepentimiento y preparación. Este pasaje resalta la necesidad de discernimiento al escuchar a los líderes espirituales y el valor de alinear nuestras expectativas con la verdadera palabra de Dios. Sirve como una advertencia sobre los peligros de las falsas seguridades y la importancia de buscar la verdad de Dios por encima de todo.
A los profetas de Israel, que profetizan acerca de Jerusalén, y ven visiones de paz para ella, y no hay paz, dice Jehová el Señor.
Ezequiel 13:16
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