En este versículo, Pablo extiende una bendición de paz y misericordia a quienes se adhieren a los principios que ha estado defendiendo a lo largo de su carta. La 'regla' que menciona es la vida de fe y amor, en contraposición a una vida sujeta a la ley. Este es un tema central en sus enseñanzas, enfatizando que la fe en Cristo y el amor hacia los demás cumplen con la verdadera intención de la ley.
La frase 'el Israel de Dios' es significativa. Sugiere una comunidad espiritual que trasciende las fronteras étnicas o nacionales tradicionales. Pablo probablemente se refiere a todos los creyentes, tanto judíos como gentiles, que están unidos en la fe. Esto refleja la comprensión del Nuevo Testamento de que el verdadero pueblo de Dios no se define por la línea étnica, sino por su relación con Cristo.
Este versículo anima a los creyentes a encontrar su identidad en su fe y a vivir en armonía con otros que comparten este camino espiritual. Es un llamado a abrazar la paz y la misericordia que provienen de Dios, fomentando una comunidad que refleje estas cualidades divinas.