Durante una celebración de boda en Caná, ocurrió un grave error social: se agotó el vino. En el contexto cultural de la época, quedarse sin vino en una boda era más que una simple inconveniencia; era una grave falta de hospitalidad que podía avergonzar a los anfitriones. María, la madre de Jesús, al notar el problema, se acercó a Él con una simple declaración: "No tienen vino". Sus palabras reflejan una profunda confianza en Jesús, sugiriendo que creía que Él podría de alguna manera remediar la situación. Aunque Jesús aún no había realizado milagros públicos, la solicitud de María indica su conciencia sobre Su naturaleza única y su potencial. Este momento es crucial ya que conduce al primer milagro registrado de Jesús, convirtiendo agua en vino, lo que no solo salvó a los anfitriones de la vergüenza, sino que también reveló Su autoridad divina y compasión. Esta historia anima a los creyentes a llevar sus preocupaciones a Jesús, confiando en Su capacidad para proveer sus necesidades, a menudo de maneras que superan las expectativas.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
Juan 2:3
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