En la boda de Caná, María, la madre de Jesús, le informa que se ha acabado el vino, lo que podría ser una gran vergüenza para los anfitriones. La respuesta de Jesús, "Mujer, ¿qué tienes conmigo?", puede sonar dura para los oídos modernos, pero en el contexto cultural de la época, "mujer" era una forma respetuosa de dirigirse a ella. La pregunta de Jesús sugiere un recordatorio suave de su misión divina y del tiempo de sus acciones, que están alineadas con la voluntad de Dios en lugar de las agendas humanas. Cuando Jesús dice, "mi hora aún no ha llegado", se refiere al tiempo designado para su plena revelación y la culminación de su misión terrenal, que incluye su muerte y resurrección. Este momento en Caná marca el inicio de su ministerio público, pero enfatiza que sus acciones no están dictadas por circunstancias inmediatas, sino por un plan divino mayor. Esto nos enseña sobre la importancia del tiempo divino y el equilibrio entre las responsabilidades terrenales y el llamado espiritual.
Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Juan 2:4
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