En medio de una crisis, Jairo recibe noticias que podrían destrozar el corazón de cualquier padre: su hija está gravemente enferma. Sin embargo, Jesús responde con una calma que desafía la reacción natural del miedo. Al decirle a Jairo que no tema, sino que crea, Jesús destaca el poder transformador de la fe. Este momento es un recordatorio profundo de que la fe no es solo un sentimiento pasivo, sino una confianza activa en el poder y la bondad de Dios. Las palabras de Jesús nos invitan a cambiar nuestro enfoque de las circunstancias abrumadoras a la posibilidad de una intervención divina.
El contexto de este encuentro es significativo. Jairo, un líder en la sinagoga, se acerca a Jesús, mostrando disposición para ir más allá de las normas sociales y buscar ayuda de quien cree que realmente puede salvar a su hija. La respuesta de Jesús no se trata solo de sanación física, sino también de un consuelo espiritual. Subraya una verdad espiritual más amplia: que la fe puede llevar a resultados milagrosos, animando a los creyentes a confiar en las promesas de Dios, incluso cuando la situación parece desesperada. Este pasaje invita a reflexionar sobre cómo la fe puede guiarnos a través de nuestros propios miedos e incertidumbres.