El tercer capítulo de Romanos es fundamental para entender la doctrina de la salvación. Pablo plantea la pregunta sobre la ventaja del judío y concluye que todos, tanto judíos como gentiles, están bajo el poder del pecado. Cita las Escrituras para demostrar que no hay justo, ni aun uno. Sin embargo, la buena noticia es que la justicia de Dios se manifiesta a través de la fe en Jesucristo. Pablo explica que todos pueden ser justificados gratuitamente por su gracia, a través de la redención que hay en Cristo. Este capítulo establece la base para la salvación por fe, un tema central en la carta, y ofrece esperanza a todos los que creen, resaltando que la fe es el medio por el cual recibimos la justicia de Dios.
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