En este capítulo, Rafael revela su verdadera identidad y la misión que ha cumplido en la vida de Tobit y Tobías. Explica que ha sido enviado por Dios para sanar y ayudar, destacando la importancia de la oración y la caridad en la vida de los creyentes. Rafael enfatiza que las acciones de Tobit y Tobías, su dedicación a la justicia y su compasión hacia los demás, han sido fundamentales para recibir la ayuda divina. Este mensaje resuena profundamente, recordando a los lectores que la fe activa se manifiesta a través de acciones concretas. La revelación de Rafael no solo cierra el ciclo de la historia, sino que también ofrece una enseñanza valiosa sobre cómo vivir de acuerdo con los principios de Dios. La importancia de la intercesión y el servicio a los demás se convierte en un llamado a la acción para todos los creyentes.
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