A través de Ezequiel, Dios condena las acciones de ciertas mujeres que emplean prácticas engañosas para desviar al pueblo de Israel. Estas mujeres cosen amuletos y confeccionan velos, símbolos de sus falsas profecías y manipulaciones. Sus acciones no solo son engañosas, sino también espiritualmente peligrosas, ya que alejan a las personas de la verdad de Dios. Este pasaje subraya la importancia de la sinceridad y la honestidad en los asuntos espirituales, advirtiendo sobre aquellos que explotan la fe para su propio beneficio. Desafía a los creyentes a ser vigilantes y discernir, asegurándose de que sus líderes espirituales sean fieles a la palabra de Dios y no estén motivados por intereses egoístas.
La imagen de coser amuletos y hacer velos sugiere un esfuerzo deliberado por crear ilusiones y falsas esperanzas. Esto sirve como una advertencia sobre el poder del engaño y la responsabilidad de los líderes espirituales de guiar a sus seguidores con integridad. Al resaltar estas prácticas engañosas, el pasaje llama a un retorno a la fe auténtica y al rechazo de aquellos que usarían la religión como medio de control o explotación. Se anima a los creyentes a buscar la verdad y a confiar en la justicia y rectitud de Dios.