Esdras habla a los sacerdotes y levitas, recordándoles su sagrada responsabilidad. No solo están transportando objetos valiosos, sino que ellos mismos están consagrados al Señor. Esta consagración significa su dedicación y la santidad de su misión. La plata y el oro que llevan no son simplemente tesoros, sino ofrendas entregadas libremente para honrar a Dios, reflejando la devoción y gratitud del pueblo. Este pasaje subraya el tema de la mayordomía, donde aquellos que son responsables de los dones de Dios deben manejarlos con cuidado y reverencia. También se refiere a la idea más amplia de ofrecer lo mejor a Dios, ya sea en forma material o a través de nuestras acciones y vidas. La referencia al Dios de sus antepasados conecta la misión presente con la fidelidad de generaciones pasadas, alentando la continuidad en la devoción y adoración. Esta continuidad es un llamado a permanecer fieles y comprometidos, asegurando que nuestras vidas y recursos reflejen nuestra dedicación a Dios.
Y dije: Vosotros sois santos al SEÑOR; los vasos son santos, y la plata y el oro son ofrenda voluntaria al SEÑOR Dios de vuestros padres.
Esdras 8:28
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