La carta a los Romanos comienza con una poderosa declaración del evangelio de Jesucristo. Pablo, un apóstol llamado por Dios, se dirige a los creyentes en Roma para explicar la esencia de la salvación. En este primer capítulo, se establece la necesidad urgente de la redención, ya que la ira de Dios se revela contra toda impiedad e injusticia de los hombres que suprimen la verdad. Pablo describe cómo, a pesar de conocer a Dios, la humanidad ha caído en la idolatría y la corrupción moral. Este capítulo no solo destaca la grandeza del evangelio, sino que también sienta las bases para la comprensión del pecado y la necesidad de la gracia divina. La revelación de la justicia de Dios es un tema central que se desarrollará a lo largo de la carta, invitando a los lectores a reflexionar sobre su propia condición espiritual y la esperanza que se encuentra en Cristo.
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