Caleb, uno de los exploradores originales enviados por Moisés para reconocer la Tierra Prometida, habla con audacia y fe. Recuerda la promesa que Dios le hizo a través de Moisés, que heredaría la tierra que exploró. A pesar de la presencia imponente de los anaceos, conocidos por su fuerza y ciudades fortificadas, Caleb se mantiene firme. Su confianza no radica en su propia fuerza, sino en la promesa y asistencia del Señor. La solicitud de Caleb es un testimonio de su fe duradera y confianza en la palabra de Dios, incluso después de muchos años. Su vida ejemplifica la perseverancia y la creencia de que las promesas de Dios son verdaderas y confiables. La historia de Caleb anima a los creyentes a aferrarse a las promesas de Dios, enfrentar los desafíos con fe y confiar en el tiempo de Dios para su cumplimiento. Su fe y determinación inquebrantables sirven de inspiración para mantenerse firmes, sabiendo que con la ayuda de Dios, los obstáculos pueden ser superados. La recompensa de Caleb por su fidelidad es un recordatorio de que Dios honra a aquellos que confían y le siguen de todo corazón.
Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas; si Jehová está conmigo, yo los echaré, como Jehová ha dicho.
Josué 14:12
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